Complicaciones de la cirugía del LCA

Las lesiones del ligamento cruzado anterior son frecuentes tanto en atletas jóvenes como en adultos de mediana edad. Aunque las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) pueden tratarse de forma no quirúrgica, la mayoría de los pacientes optan por el tratamiento quirúrgico de las roturas del LCA.

El tratamiento quirúrgico suele realizarse en forma de reconstrucción artroscópica. La reconstrucción artroscópica del LCA es una operación muy segura, pero los pacientes pueden tener dudas sobre las complicaciones inmediatas y a largo plazo de la operación.

¿Qué es la cirugía del LCA? El LCA es un ligamento crucial que estabiliza la articulación de la rodilla. Las lesiones de este ligamento son frecuentes, sobre todo entre los atletas que practican deportes como el fútbol, el baloncesto y el fútbol americano. La cirugía del LCA, también conocida como reconstrucción del LCA, consiste en reparar o sustituir el LCA roto por un injerto para restablecer la estabilidad y la función de la rodilla.

Imagen intraoperatoria que muestra la reconstrucción artroscópica del LCA de la rodilla.

Imagen intraoperatoria que muestra la reconstrucción artroscópica del LCA de la rodilla.

Durante una operación de reconstrucción del LCA con artroscopio, el cirujano extrae un injerto del paciente o utiliza un injerto cadavérico o sintético para sustituir el ligamento roto. La cirugía implica el uso de incisiones en forma de ojo de cerradura. El cirujano introduce una pequeña cámara con una fuente de luz a través de la incisión en forma de ojo de cerradura.

Los diminutos instrumentos se introducen a través de otra incisión en forma de ojo de cerradura. El cirujano guía los instrumentos mediante la visualización de la cámara artroscópica en la pantalla exterior. El injerto se aprieta firmemente y la rodilla se coloca en una ortesis. Se inicia una rehabilitación del LCA para conseguir una función óptima y volver a las actividades/deportes normales.

Las complicaciones de la reconstrucción del LCA pueden resumirse en las debidas a decisiones preoperatorias, causas intraoperatorias y causas postoperatorias.

Implante (tornillo) utilizado para fijar el injerto.

Implante (tornillo) utilizado para fijar el injerto.

Decisiones preoperatorias

  • La reconstrucción del LCA se aplaza hasta que la inflamación haya remitido tras una lesión aguda. Realizar la operación demasiado pronto puede provocar rigidez en la rodilla tras la reconstrucción del LCA. Por lo general, la cirugía de reconstrucción del LCA se aplaza hasta que el paciente pueda flexionar (90 grados) y enderezar completamente la rodilla lesionada.
  • La ausencia de lesiones adicionales de las estructuras de la rodilla, como el ligamento colateral medial, las lesiones de la esquina lateral posterior y el menisco, puede provocar la inestabilidad de la reconstrucción del LCA y el posible fracaso del injerto. El paciente puede quejarse de dolor continuado en la rodilla e inestabilidad tras la reconstrucción del LCA. Las lesiones adicionales pueden reconocerse con una exploración física cuidadosa y estudios radiológicos.
  • No realizar la cirugía del LCA cuando es necesario y esperar demasiado tiempo puede provocar daños en el cartílago articular de la rodilla y en el menisco. Debe informarse al paciente de los posibles riesgos del tratamiento no quirúrgico y aconsejarle que limite sus actividades con una férula continua.

Complicaciones frecuentes:

Infección:

Explicación: A veces, los gérmenes pueden entrar en la zona quirúrgica, provocando una infección. Esto puede causar enrojecimiento, hinchazón, calor y dolor en la rodilla.

Tratamiento: El tratamiento rápido con antibióticos y el cuidado adecuado de la herida son esenciales para controlar las infecciones. En casos graves, puede ser necesario el drenaje quirúrgico.

Por qué ocurre: Las infecciones pueden producirse por la entrada de bacterias en el organismo durante la intervención quirúrgica o los cuidados postoperatorios. Factores como un cuidado deficiente de la herida, un sistema inmunitario comprometido o instrumentos quirúrgicos contaminados pueden aumentar el riesgo.

Coágulos sanguíneos:

Por qué ocurre: La cirugía puede alterar el flujo sanguíneo normal, provocando la formación de coágulos. Factores como la inmovilidad prolongada, la obesidad, el tabaquismo o los antecedentes de coágulos sanguíneos pueden aumentar el riesgo.

Tratamiento: Pueden prescribirse medicamentos anticoagulantes para evitar la formación de coágulos. Mover las piernas con regularidad y llevar medias de compresión también puede ayudar a reducir el riesgo.

Explicación: Los coágulos sanguíneos son aglomeraciones de sangre que pueden formarse en las venas de la pierna tras una intervención quirúrgica. Estos coágulos pueden bloquear el flujo sanguíneo y causar hinchazón y dolor.

Rigidez de la rodilla:

Manejo: Los ejercicios de fisioterapia son cruciales para recuperar la amplitud de movimiento y reducir la rigidez. En algunos casos, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos adicionales para eliminar el tejido cicatricial.

Por qué ocurre: La rigidez puede deberse a la formación de tejido cicatricial o a la inflamación de la articulación de la rodilla durante el proceso de curación.

Explicación: Después de la cirugía, algunos pacientes pueden experimentar rigidez en la rodilla, lo que dificulta doblarla o enderezarla completamente

Fallo del injerto:

Tratamiento: Puede ser necesaria una cirugía de revisión para sustituir el injerto fallido. También pueden ajustarse los protocolos de rehabilitación para evitar una nueva lesión.

Por qué ocurre: El fracaso del injerto puede deberse a factores como una técnica quirúrgica deficiente, una colocación incorrecta del injerto o una rehabilitación inadecuada.

Explicación: El injerto utilizado para reparar el LCA puede no integrarse con los tejidos circundantes o desgarrarse de nuevo, comprometiendo la estabilidad de la rodilla.

Daño nervioso:

Por qué ocurre: El daño nervioso puede producirse debido a la incisión quirúrgica o a la manipulación de los tejidos durante la cirugía

Tratamiento: El daño nervioso puede mejorar con el tiempo mediante técnicas de rehabilitación y estimulación nerviosa. En casos graves, puede ser necesaria la cirugía para reparar los nervios dañados.

Explicación: A veces, la cirugía puede dañar los nervios de la zona de la rodilla, lo que provoca entumecimiento, hormigueo o debilidad en la pierna.

Dolor persistente:

Tratamiento: Las estrategias de tratamiento del dolor pueden incluir medicamentos, fisioterapia, acupuntura o inyecciones de corticosteroides. En algunos casos, puede ser necesaria una evaluación adicional para identificar la causa subyacente del dolor.

Por qué ocurre: El dolor persistente puede deberse a diversos factores, como lesiones nerviosas, fallo del injerto, inflamación o artritis de rodilla subyacente.

Explicación: Algunos pacientes pueden experimentar dolor persistente en la rodilla a pesar de la cirugía, lo que puede afectar a las actividades cotidianas y a la calidad de vida.

Inestabilidad articular:

Manejo: La rehabilitación centrada en el fortalecimiento de los músculos que rodean la articulación de la rodilla es esencial para mejorar la estabilidad. En algunos casos, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos adicionales para tratar la inestabilidad persistente.

Por qué ocurre: La inestabilidad articular puede producirse por una fijación inadecuada del injerto, laxitud de los ligamentos o debilidad muscular.

Explicación: A pesar de la cirugía, algunos pacientes pueden seguir experimentando inestabilidad o sensación de ceder en la rodilla, lo que dificulta la realización de actividades físicas.

Complicaciones intraoperatorias

  • La fractura de rótula puede producirse durante la intervención quirúrgica, cuando se toma un injerto óseo-patelar-tendinoso-hueso (BPTB). La fractura de la rótula puede producirse como consecuencia de un corte inadecuado del hueso durante la extracción del injerto.
  • Una recolección inadecuada del injerto de isquiotibiales puede dar lugar a un injerto muy pequeño o puede provocar debilidad en la flexión de la rodilla. Una recolección excesiva del injerto isquiotibial puede debilitar el músculo isquiotibial y provocar debilidad en la flexión de la rodilla.
  • Puede producirse una lesión inadvertida del nervio safeno durante el corte de la piel y los tejidos. La lesión del nervio safeno puede provocar entumecimiento y hormigueo en la cara interna de la articulación de la rodilla.
  • Existe el riesgo de dañar los principales vasos sanguíneos y nervios situados detrás de la rodilla, lo que puede provocar la amputación o la parálisis del pie.|
  • El desajuste del injerto del LCA puede producirse como resultado de un injerto más pequeño, más largo, más ancho o más estrecho en comparación con los túneles del injerto. El desajuste puede causar inestabilidad o rigidez de la articulación de la rodilla.
  • Del mismo modo, una colocación incorrecta del túnel del injerto puede provocar inestabilidad, pérdida de flexión de la rodilla, pérdida de extensión de la rodilla, dolor de rodilla y rotura del injerto.

Instrumentos utilizados para perforar el túnel en la reconstrucción del LCA.

Instrumentos utilizados para perforar el túnel en la reconstrucción del LCA.

Complicaciones postoperatorias

  • La rigidez es una complicación frecuente tras la reconstrucción del LCA, que se define como la amplitud de movimiento incompleta de la rodilla tras la cirugía. La complicación puede ser resultado de una técnica deficiente durante la cirugía o deberse a un mal cumplimiento del protocolo de rehabilitación postoperatoria. Para aliviar la rigidez de la rodilla puede recurrirse a una rehabilitación agresiva, a la manipulación bajo anestesia o a la adhesiolisis artroscópica.
  • La fractura de rótula tras la reconstrucción del LCA puede deberse a la extracción del injerto. La fractura de rótula puede requerir tratamiento quirúrgico.
  • Como consecuencia de la infección pueden aparecer dolor, hinchazón, enrojecimiento, aumento de la temperatura y rigidez. Para el diagnóstico pueden ser necesarios un aspirado radiológico y de la rodilla y cultivos. La infección puede tratarse con un lavado exhaustivo, antibióticos, desbridamiento, etc. A veces puede ser necesario retirar el injerto.
  • El dolor en la parte anterior de la rodilla tras la intervención suele asociarse al injerto de tendón rotuliano, pero también puede darse en casos de aloinjerto e injerto de tendón de cuádriceps. El dolor puede deberse al incumplimiento del protocolo de rehabilitación postoperatoria.

La reconstrucción del LCA es una cirugía segura y las complicaciones asociadas son poco frecuentes. El cumplimiento del protocolo de rehabilitación postoperatoria garantiza una rápida reincorporación a las actividades de la vida diaria y al deporte.

Conclusión

Aunque la cirugía del LCA puede restaurar eficazmente la función y la estabilidad de la rodilla, no está exenta de riesgos. Comprender las posibles complicaciones y su tratamiento es crucial para los pacientes que se someten a una reconstrucción del LCA. Colaborando estrechamente con los profesionales sanitarios y siguiendo los protocolos de rehabilitación, los pacientes pueden optimizar sus resultados y minimizar el impacto de las complicaciones en su proceso de recuperación.

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Dr. Suhirad Khokhar MD

Mi nombre es Dr. Suhirad Khokhar y soy cirujano ortopédico. Obtuve mi título de MBBS (Licenciatura en Medicina y Cirugía) en la Facultad de Medicina del Gobierno de Patiala, India.

Me especializo en trastornos musculoesqueléticos y su tratamiento, y he aprobado y redactado personalmente este contenido.

Mi página de perfil contiene toda mi información académica, experiencia laboral y todas las páginas de este sitio en las que he colaborado.

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