Ligamento cruzado anterior

El ligamento cruzado anterior es uno de los principales ligamentos de la articulación de la rodilla. Está situado en el centro de la rodilla, junto con otro ligamento importante, el ligamento cruzado posterior.

El ligamento cruzado anterior comienza en el extremo inferior del fémur o hueso del muslo y termina en el extremo superior de la tibia o hueso de la espinilla. El ligamento cruzado anterior ayuda a estabilizar la rodilla e impide el deslizamiento de la tibia por debajo del fémur.

El ligamento cruzado anterior, junto con el ligamento cruzado posterior, ayudan a proporcionar estabilidad rotacional a la articulación de la rodilla. Una lesión del ligamento cruzado anterior puede producirse en un acontecimiento relacionado con el deporte, en un accidente de tráfico o incluso en la actividad diaria.

Se produce debido a una torsión forzada o a una lesión por hiperextensión de la articulación de la rodilla. El desgarro suele producirse debido a una lesión pivotante, es decir, un cambio brusco en la dirección de rotación de la rodilla con el pie fijo en el suelo o con la rápida desaceleración de la rodilla.

Ejemplos de sucesos que provocan una lesión del LCA pueden ser un cambio repentino de dirección o un corte o parada bruscos, aterrizar de un salto de forma incorrecta o un contacto directo o colisión, como en una entrada de fútbol o en un accidente de tráfico.

En el momento de la lesión, puede sentirse u oírse un chasquido y suele asociarse a la sensación de ceder. Al cabo de un par de horas, la rodilla suele estar hinchada y dolorida, y tiene una sensación de pandeo, sobre todo al realizar movimientos de giro o pivote.

Una lesión del LCA puede asociarse a lesiones de otras estructuras de la rodilla, como el menisco del ligamento colateral medial y, ocasionalmente, a una contusión ósea.

Estas lesiones adicionales pueden tener presentaciones adicionales en forma de sensibilidad en la cara interna de la rodilla e incapacidad para soportar peso. La lesión inicial se trata con reposo, hielo, elevación y compresión con vendaje o vendaje ACE (protocolo RICE).

Los pacientes que sufren una lesión aguda de rodilla con hinchazón deben buscar atención médica. Los antecedentes y la exploración física pueden sugerir el diagnóstico de rotura del LCA. Se realizan radiografías para descartar cualquier lesión ósea evidente.

En pacientes con un alto índice de sospecha de lesión ligamentosa, suele realizarse una RMN. El diagnóstico de una lesión o rotura del LCA suele realizarse mediante una RMN o en un examen artroscópico, especialmente en pacientes en los que la RMN está contraindicada.

La lesión del LCA puede ser en forma de desgarro o rotura completa o de desgarro incompleto, en el que sólo se lesionan algunas fibras del LCA y el ligamento restante está intacto.

El tratamiento de la lesión del LCA suele depender de la edad, el nivel de actividad, los requisitos físicos y el estilo de vida del paciente, así como de que la lesión sea completa o incompleta.

En pacientes con lesión de alto grado o desgarro completo, en pacientes jóvenes con alto nivel de actividad y exigencia y una exploración física que muestre laxitud de la rodilla, normalmente se requerirá una opción de tratamiento quirúrgico para recuperar el nivel óptimo o volver al nivel de actividad y estilo de vida previos a la lesión.

En pacientes mayores con bajo nivel de actividad o demanda, o en pacientes con artritis de alto grado o pacientes con desgarros parciales de bajo grado, puede seguirse un plan de tratamiento conservador con resultados óptimos. Los pacientes que reciben un tratamiento conservador o no quirúrgico suelen ser tratados con una rodillera junto con rehabilitación física.

Los pacientes de edad avanzada y con artritis avanzada de rodilla suelen recibir un tratamiento para su artritis adecuadamente conservador u operatorio, siendo la cirugía más frecuente la artroplastia.

En los pacientes más jóvenes con desgarros de bajo grado o desgarros parciales, se sigue un programa gradual de rehabilitación del LCA antes de que puedan volver al nivel anterior a la lesión. La rehabilitación puede durar de 4 a 6 meses o más, especialmente en atletas.

Los pacientes a los que se planea tratar quirúrgicamente suelen someterse a cualquiera de los dos planes quirúrgicos:

  • Reparación del LCA
  • Reconstrucción del LCA.

REPARACIÓN DEL ACL

La reparación del ligamento cruzado anterior se ha convertido recientemente en una opción de éxito para pacientes cuidadosamente seleccionados. Los pacientes con arrancamiento o avulsión del LCA del extremo inferior del fémur o del hueso del muslo son buenos candidatos para la reparación del LCA.

Esta cirugía permite retener el ligamento nativo y, por tanto, su revestimiento e irrigación sanguínea, lo que permite una curación y recuperación tempranas. La reparación puede aumentarse con el uso de suturas y cintas artificiales para sostener el ligamento nativo durante el periodo de curación y permitir una rehabilitación precoz.

La cirugía se realiza artroscópicamente a través de pequeñas incisiones utilizando un artroscopio e instrumentos artroscópicos. La decisión final de hacer una reparación frente a una reconstrucción suele tomarse en el momento de la propia cirugía, aunque la resonancia magnética preoperatoria puede ser útil para hacer un plan de tratamiento.

La recuperación postoperatoria de una reparación del LCA es similar a la de la reconstrucción del LCA, salvo que la recuperación es más rápida, y la rehabilitación también es más rápida. Los riesgos y complicaciones de la reparación del LCA son esencialmente los mismos que los de la reconstrucción del LCA, salvo que hay menos morbilidad por el lugar de extracción del injerto, ya que no hay extracción de injerto en la cirugía.

RECONSTRUCCIÓN DEL ACL

La reconstrucción del LCA se suele realizar en pacientes con rotura del LCA media, ya que estas roturas no son susceptibles de reparación. Es necesario extirpar el ligamento nativo y sustituirlo por un sustituto. La cirugía suele realizarse artroscópicamente a través de pequeñas incisiones y se utiliza el injerto sustitutivo adecuado. Las posibles opciones de injerto sustitutivo son

  • Injerto de tendón de cuádriceps
  • Injerto óseo del tendón del hueso rotuliano
  • Injerto de tendón isquiotibial
  • Aloinjerto cadavérico

El tipo de injerto a utilizar depende del nivel de actividad y de las necesidades del paciente, de que se trate de una cirugía primaria o de revisión, de las características del paciente, así como de su decisión.

El injerto de isquiotibiales, el injerto de tendón óseo o el injerto de cuádriceps suelen obtenerse de la misma rodilla del paciente u, ocasionalmente, de la otra rodilla en casos de cirugía de revisión.

Un aloinjerto es un injerto de tendón cadavérico que se ha almacenado asépticamente y se prepara y utiliza para sustituir al ligamento cruzado anterior. Otras lesiones asociadas, como la rotura de menisco, pueden tratarse al mismo tiempo que la reparación/reconstrucción del LCA.

Diagnóstico:

Si sospechas que te has lesionado el LCA, es esencial que acudas a un médico para que te haga un diagnóstico adecuado. Es probable que te realicen una exploración física de la rodilla y que soliciten pruebas adicionales, como:

  1. Resonancia magnética (RM): Esta prueba de imagen puede proporcionar imágenes detalladas de las estructuras internas de la rodilla, lo que ayuda al médico a evaluar el alcance de la lesión del LCA.
  2. Radiografías: Aunque las radiografías no muestran tejidos blandos como los ligamentos, pueden ayudar a descartar otras posibles lesiones, como fracturas.

ESTUDIO PREOPERATORIO

Los pacientes suelen ser vistos por el médico y se realizan las investigaciones preoperatorias apropiadas, que incluyen pruebas de imagen avanzadas, análisis de sangre y ECG y radiografías de tórax, según sea necesario.

Los pacientes también pueden necesitar el visto bueno de su médico de atención primaria y de su anestesista antes de la intervención. Se indica a los pacientes que acudan al hospital con dos horas de antelación. Los pacientes son llevados al área preoperatoria, donde los ve el anestesista y se realiza el procedimiento adecuado antes de llevarlos al quirófano.

Normalmente se realiza un bloqueo nervioso en el área preoperatoria. En el quirófano se suele administrar al paciente anestesia general antes de colocarlo para la intervención.

CUIDADOS POSTOPERATORIOS Y RECUPERACIÓN

Tras la cirugía de reparación o reconstrucción, los pacientes suelen recibir una rodillera y muletas y se les da el alta el mismo día. Se aconseja a los pacientes que utilicen hielo y elevación para controlar la hinchazón y el dolor durante los primeros días y que se abstengan de realizar actividades extenuantes. El hielo debe utilizarse durante 15-20 minutos cada vez, con la mayor frecuencia posible.

Se pide a los pacientes que deambulen con muletas bajo supervisión durante las primeras 24 horas, debido a que el bloqueo nervioso en la misma pierna provoca que esté entumecida y débil. El bloqueo nervioso ayuda tanto durante la operación como después de ella, controlando el dolor.

Se anima a los pacientes a ocuparse de las actividades de la vida diaria a partir del día siguiente. Se les permite soportar peso con rodilleras y muletas. Se les proporcionan analgésicos tanto en la unidad postoperatoria como para casa.

Se pide a los pacientes que se quiten el apósito en 72 horas. Pueden ducharse y cambiarse el vendaje por uno seco. Se anima a los pacientes a que tomen alimentos nutritivos y sanos y se les pide que tomen laxantes sin receta en caso de estreñimiento.

Los pacientes suelen ser vistos en la consulta externa en una semana, donde se realiza el ajuste de la férula y se examina la herida. El paciente suele inscribirse en el programa de rehabilitación física tras la cirugía de reconstrucción y se le hace un seguimiento regular en consulta con un intervalo de 3 a 4 semanas.

La recuperación gradual del LCA tiene lugar a lo largo de 5 a 8 meses o más. Se recomienda a los pacientes que fortalezcan los cuádriceps con la misma fuerza que en el otro lado antes de empezar cualquier partido profesional.

FISIOTERAPIA Y REHABILITACIÓN

La fisioterapia es una parte importante del tratamiento y la recuperación tras una operación de LCA. También es importante para los pacientes que reciben tratamiento no quirúrgico. La motivación por parte del paciente es clave para recuperarse de una lesión del LCA.

La fisioterapia debe iniciarse lo antes posible. La fisioterapia preoperatoria también es útil para comprender y preparar la rodilla para la operación. El objetivo inicial de la fisioterapia es recuperar la amplitud de movimiento, reducir la inflamación y lograr una carga completa.

Se lleva a cabo bajo la supervisión de un fisioterapeuta y un médico, e incluye sesiones y fisioterapia a domicilio según las instrucciones. La rehabilitación incluirá ejercicios propioceptivos y actividades de fortalecimiento muscular, como montar en bicicleta, nadar, etc.

El ciclismo puede empezar a los 2 meses y el footing, en general, alrededor de los 3 meses. El injerto es lo bastante fuerte para permitir la práctica deportiva en torno a los 6 meses, aunque entran en juego otros factores, como la confianza, la forma física y el entrenamiento adecuados.

La rehabilitación y el éxito general de la intervención pueden verse afectados por otras lesiones asociadas de la rodilla, como lesiones del menisco, del cartílago articular o de otros ligamentos.

Prevenir las lesiones del LCA

Prevención: Aunque las lesiones del LCA pueden producirse de forma repentina e inesperada, hay medidas que puedes tomar para reducir el riesgo, como por ejemplo

  1. Calienta adecuadamente: Calienta siempre antes de realizar una actividad física, especialmente deportiva. Un calentamiento adecuado prepara tus músculos y articulaciones para las exigencias del ejercicio, reduciendo el riesgo de lesiones.
  2. Utiliza una técnica adecuada: Tanto si corres como si saltas o cambias de dirección, utilizar una técnica adecuada puede ayudar a reducir la tensión en las rodillas y disminuir el riesgo de lesiones.
  3. Entrenamiento de fuerza: Incorpora ejercicios de entrenamiento de fuerza a tu rutina de entrenamiento para desarrollar músculos fuertes alrededor de las rodillas, que proporcionen mayor apoyo y estabilidad.
  4. Lleva equipo protector: Si practicas deportes que conllevan un riesgo de lesión del LCA, como el fútbol o el baloncesto, llevar equipo protector adecuado, como rodilleras o calzado de apoyo, puede ayudarte a reducir el riesgo.
  5. Escucha a tu cuerpo: Si sientes dolor o molestias durante el ejercicio, no lo ignores. Para y descansa, y consulta a un profesional sanitario si el dolor persiste.

RIESGOS Y COMPLICACIONES

Las complicaciones no son frecuentes, pero pueden producirse. Es pertinente que los pacientes entiendan antes de tomar la decisión de someterse a esta operación para que pueda tomar una decisión informada sobre las ventajas y desventajas de la cirugía. Éstas pueden ser:

Complicaciones médicas (anestésicas)

Las complicaciones médicas incluyen las debidas a tu bienestar general y a la anestesia administrada antes y durante la intervención. Éstas incluyen, entre otras

Reacciones alérgicas a los medicamentos, pérdida excesiva de sangre que requiera transfusión con su bajo riesgo de transmisión de enfermedades, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal, neumonía, infecciones de vejiga.

Complicaciones de los bloqueos nerviosos, como infección o lesiones nerviosas. Los problemas médicos graves pueden provocar problemas de salud continuos, hospitalización prolongada.

Complicaciones quirúrgicas:

  • Infección
  • Trombosis venosa profunda y sus complicaciones posteriores, incluida la embolia pulmonar y la posible muerte
  • Hinchazón y hematomas excesivos
  • Rigidez articular
  • Hormigueo y entumecimiento
  • Fallo del injerto
  • Daños en nervios o vasos
  • Problemas de hardware
  • Problemas en el lugar del donante
  • Dolor residual
  • Distrofia Simpática Refleja

Algunas de estas afecciones pueden requerir hospitalización, aspiración, inyecciones o incluso cirugía

Cierta población de pacientes tiene un mayor riesgo de complicaciones, entre las que se incluyen:

  • Cirugías previas fallidas
  • Tabaquismo
  • Convulsiones
  • Apnea obstructiva del sueño
  • Obesidad
  • Hipertensión arterial
  • Diabetes
  • Otras enfermedades del corazón, los pulmones o los riñones
  • Medicamentos, como la aspirina, que pueden aumentar la hemorragia
  • Antecedentes de consumo excesivo de alcohol
  • Alergias a medicamentos
  • Antecedentes de reacciones adversas a la anestesia

CUÁNDO ACUDIR A URGENCIAS TRAS UNA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA:

  • Sospecha de problema cardiaco: dolor o presión torácicos intensos, dificultad para respirar, opresión en el pecho, dolor en el brazo izquierdo, dolor en la mandíbula, mareo o desmayo, debilidad o fatiga inexplicables, pulso rápido o irregular, sudoración, piel fría y húmeda y/o palidez.
  • Sospecha de ictus: dificultad para hablar, cambios en la visión, confusión u otro cambio en el estado mental
  • Sospecha de trombosis venosa: hinchazón de piernas, tobillos o pies, molestias, pesadez, dolor, dolor punzante, picor o calor en las piernas, dificultad respiratoria repentina, dolor torácico, tos con sangre, frecuencia cardiaca rápida o irregular.
  • Sospecha de sepsis: fiebre alta, con escalofríos asociados a fatiga, mareos, corazón acelerado, piel pálida o descolorida, somnolencia, dificultad para despertarse, confusión, falta de aliento
  • Hemorragia intensa en la zona quirúrgica
  • Reacción alérgica grave con dificultad para respirar, hinchazón, urticaria

CUÁNDO PONERSE EN CONTACTO CON LA CONSULTA DEL MÉDICO DESPUÉS DE UNA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA:

  • temperatura superior a 101 grados Fahrenheit
  • aumento del dolor o de la sensibilidad cerca de la incisión
  • escaso alivio del dolor
  • signos de infección: aumento de la hinchazón, enrojecimiento, aumento de la supuración, aumento del calor, pus, mal olor, hemorragia en la incisión, desprendimiento de la incisión
  • incapacidad para sentir o mover los dedos de las manos o de los pies
  • dedos de las manos o de los pies azul pálido, blancos o anormalmente fríos
  • náuseas (malestar estomacal) o vómitos (vómitos) que no cesan
  • aumento del cansancio
  • una sensación general peor que la que tenías cuando saliste del hospital
  • problemas para orinar, estreñimiento grave o diarrea grave
  • preocupación por cualquier otro síntoma que parezca inusual

RESUMEN

La reconstrucción del LCA es un procedimiento probado a lo largo del tiempo que ha dado siempre buenos resultados, especialmente en la población más joven y atlética, así como en pacientes con un estilo de vida muy exigente. La reparación del LCA es un avance reciente y ha mostrado resultados prometedores en pacientes adecuadamente seleccionados.

La cirugía del LCA junto con la rehabilitación postoperatoria puede dar buenos resultados y devolver al paciente al nivel anterior a la lesión en 6 a 12 semanas. Requiere un alto nivel de motivación por parte del paciente, así como habilidades por parte del cirujano, junto con un buen equipo de fisioterapia y rehabilitación para una recuperación óptima.

Los pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía artroscópica pueden tratarse de forma conservadora con una rodillera y rehabilitación física, con resultados aceptables.

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Dr. Vedant Vaksha

Dr. Vedant Vaksha MD

Soy Vedant Vaksha, cirujano especialista en columna vertebral, deportes y artroscopia formado en Complete Orthopedics. Atiendo a pacientes con dolencias en el cuello, la espalda, los hombros, las rodillas, los codos y los tobillos. Apruebo personalmente este contenido y he escrito la mayor parte de él yo mismo.

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