Los pacientes pueden desarrollar artritis o deformidades en el pie o el tobillo por muchas razones. Los signos de advertencia que sugieren una artritis o un daño estructural importantes incluyen dolor al soportar peso o al caminar por terrenos irregulares, deformidad visible, dificultad para encajar en el calzado estándar y reducción del rendimiento o aumento de las molestias durante la práctica deportiva o las actividades cotidianas.
¿Quién es un buen candidato para la cirugía de pie y tobillo?
Los candidatos ideales para la cirugía son los pacientes con dolor persistente o deformidad que limita la función y que no han mejorado con tratamientos no quirúrgicos. El tratamiento conservador -como la modificación del calzado, ortesis o corsés hechos a medida, medicamentos antiinflamatorios, inyecciones articulares o fisioterapia- siempre se intenta primero. Sin embargo, cuando estas medidas no consiguen aliviar los síntomas ni preservar la movilidad, el siguiente paso es la cirugía.
Dado que el pie y el tobillo tienen una anatomía compleja, algunos pacientes con síntomas leves pueden necesitar cirugía, mientras que otros con problemas más pronunciados pueden seguir respondiendo bien a los cuidados no quirúrgicos. La decisión se basa en una evaluación clínica exhaustiva que incluye un historial completo, exploración física y pruebas de imagen -típicamente radiografías y, en algunos casos, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas- para determinar la causa precisa y el alcance del problema.
Alternativas a la cirugía de pie y tobillo
Aunque la cirugía suele ser la solución definitiva, hay varias opciones no quirúrgicas que pueden controlar el dolor y mejorar la función. Entre ellas se incluyen:
- Fisioterapia para mejorar la fuerza y la movilidad
- Analgésicos y antiinflamatorios de venta libre
- Modificaciones del calzado y órtesis
- Ortesis o vendaje para estabilizar el pie y el tobillo
- Inyecciones (como corticoesteroides o ácido hialurónico)
- Terapia manual o de masaje
Estos tratamientos pueden aliviar los síntomas temporalmente, pero su eficacia suele disminuir con el tiempo. Es probable que los pacientes cuyo dolor persiste a pesar de los cuidados conservadores constantes se beneficien más de una intervención quirúrgica.
Procedimientos de cirugía de tobillo
La elección de la cirugía de tobillo depende de la localización y gravedad de la artritis o la deformidad:
- Artroplastia total de tobillo (sustitución del tobillo): Recomendada cuando la artritis se limita a la articulación tibiotalar. Este procedimiento preserva el movimiento y puede mejorar significativamente la calidad de vida.
- Fusión subastragalina: Indicada cuando la artritis afecta principalmente a la articulación subastragalina.
- Triple Fusión: Para pacientes con artritis extensa que afecta a las articulaciones subastragalina, tibiotarsiana y talonavicular. Este procedimiento estabiliza el pie fusionando las tres articulaciones simultáneamente.
Los pacientes que no estén seguros de qué cirugía es la más adecuada deben consultar a un cirujano ortopédico especializado para una evaluación detallada y un plan individualizado.
Procedimientos de cirugía del pie
La cirugía del pie abarca una amplia gama de procedimientos debido a la complejidad de la anatomía del pie. El enfoque depende de la afección concreta y de su gravedad.
- Corrección del Hallux Valgus (juanete): Las opciones incluyen distintos tipos de osteotomías para realinear el hueso o la fusión de la articulación metatarsofalángica si hay artritis.
- Cirugía reconstructiva del pie: Puede ser necesaria en caso de deformidades graves, desequilibrio tendinoso o hundimiento del arco.
Un examen detallado y la obtención de imágenes ayudarán a determinar el mejor enfoque quirúrgico para el estado único de cada paciente.
Tasas de éxito de la cirugía de pie y tobillo
El éxito de la cirugía depende del tipo de intervención y de la enfermedad subyacente que se trate. En general, la cirugía pretende aliviar el dolor, corregir la deformidad y restablecer la función. La mayoría de los pacientes experimentan una mejoría significativa, y las tasas de éxito son altas tanto para la corrección de la deformidad como para la reducción del dolor.
En la cirugía de tobillo, tanto la fusión como la artroplastia de tobillo dan buenos resultados, pero cada una tiene sus desventajas. La artroplastia total de tobillo preserva el movimiento, pero conlleva un mayor riesgo de aflojamiento o fallo del componente a lo largo de 8-12 años. La fusión elimina el dolor estabilizando la articulación, pero limita la amplitud de movimiento. La selección cuidadosa del procedimiento y el asesoramiento preoperatorio garantizan unas expectativas realistas y minimizan la recurrencia o las complicaciones.
Riesgos y complicaciones
Como en toda intervención quirúrgica, los riesgos incluyen infección, hemorragia y lesión nerviosa o vascular. Las complicaciones específicas dependen del procedimiento realizado:
- Cirugía de juanetes: Riesgo de recidiva de la deformidad.
- Artroplastia de tobillo: Riesgo de aflojamiento del componente o fallo mecánico con el tiempo.
- Procedimientos de fusión: Riesgo de no unión o de cicatrización ósea incompleta.
Ciertos pacientes -sobre todo los diabéticos, con enfermedad vascular periférica o inmunodepresión- corren mayor riesgo de infección o complicaciones de la herida. La optimización preoperatoria y unos cuidados postoperatorios estrictos reducen estos riesgos.
Recuperación y plazos
La recuperación varía según el procedimiento. Por ejemplo, los pacientes que se someten a una artroplastia total de tobillo suelen poder soportar peso antes que los que se someten a fusiones. Cada operación tiene un plan de rehabilitación específico, que tu cirujano te explicará detalladamente.
Como el pie y el tobillo tienen un flujo sanguíneo relativamente bajo en comparación con otras zonas, la recuperación tiende a ser gradual. Es esencial prevenir las infecciones, cuidar las heridas y respetar las restricciones de actividad. También hay que informar a los pacientes de que los procedimientos de fusión eliminan el movimiento de las articulaciones afectadas, por lo que es de esperar rigidez postoperatoria. El objetivo principal de la cirugía es el alivio del dolor y la estabilidad, no la recuperación del movimiento.
Resumen y principales conclusiones
- La cirugía de pie y tobillo suele considerarse cuando los tratamientos conservadores no consiguen aliviar el dolor o corregir la deformidad.
- La elección del procedimiento depende de las articulaciones afectadas, el diagnóstico subyacente y los objetivos del paciente.
- La artroplastia de tobillo preserva el movimiento, pero conlleva una mayor tasa de revisión a largo plazo, mientras que los procedimientos de fusión ofrecen un alivio duradero del dolor con pérdida de movimiento.
- Las tasas de éxito son elevadas, con una mejora del dolor, la función y la alineación cuando los procedimientos se realizan en pacientes bien seleccionados.
- La selección cuidadosa del paciente, la planificación quirúrgica adecuada y el cumplimiento de los protocolos de rehabilitación postoperatoria son esenciales para minimizar las complicaciones y lograr resultados óptimos.
Investigación
Investigaciones recientes destacan cómo las estrategias de control del dolor pueden suponer una gran diferencia en la recuperación tras la cirugía de pie y tobillo. Una revisión exhaustiva de 2025 descubrió que la anestesia regional (como el bloqueo del tobillo o del nervio ciático) combinada con medicamentos no opiáceos mejora significativamente el confort, reduce la necesidad de opiáceos y permite caminar y recibir el alta antes.
La guía ecográfica se ha convertido en la regla de oro, haciendo que los bloqueos sean más seguros y precisos, mientras que los planes multimodales contra el dolor -que incluyen paracetamol, AINE y, a veces, corticoesteroides- optimizan aún más la recuperación.
Técnicas como el bloqueo del tobillo, el bloqueo de Mayo e incluso la anestesia local «ampliamente despierta» (WALANT) se utilizan cada vez más para apoyar la cirugía ambulatoria, equilibrando un alivio eficaz del dolor con una movilización más rápida («Estudio sobre el control del dolor en la cirugía de pie y tobillo – ver PubMed»).
¿Tienes más preguntas?
¿Cómo se diagnostican las lesiones de pie y tobillo?
Las lesiones de pie y tobillo se diagnostican mediante exploración física, revisión del historial médico y, a menudo, pruebas de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas para evaluar el alcance del daño.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento para las lesiones de pie y tobillo?
Las opciones de tratamiento de las lesiones de pie y tobillo pueden incluir reposo, terapia con hielo, compresión, elevación (protocolo RICE), inmovilización con férulas o yesos, fisioterapia, medicamentos y, en casos graves, cirugía.
¿Las lesiones de pie y tobillo pueden curarse solas sin tratamiento?
Algunas lesiones leves de pie y tobillo pueden mejorar con reposo y medidas conservadoras, pero las lesiones o afecciones más graves pueden requerir intervención médica para facilitar la curación y prevenir complicaciones.
¿Cuánto tiempo se tarda en recuperarse de una lesión de pie o tobillo?
El tiempo de recuperación de una lesión de pie o tobillo varía según el tipo y la gravedad de la lesión, el enfoque del tratamiento y factores individuales, pero puede oscilar entre semanas y meses.
¿Cuáles son las posibles complicaciones de las lesiones de pie y tobillo no tratadas?
Las complicaciones potenciales de las lesiones de pie y tobillo no tratadas pueden incluir dolor crónico, inestabilidad, disminución de la amplitud de movimiento, rigidez articular, deformidad y mayor riesgo de lesiones futuras.
¿Las lesiones de pie y tobillo pueden provocar lesiones articulares a largo plazo o artritis?
Sí, las lesiones de pie y tobillo no tratadas o mal tratadas pueden contribuir al daño articular a largo plazo, a la degeneración y al desarrollo de artritis en la zona afectada.
¿Existen medidas preventivas para reducir el riesgo de lesiones de pie y tobillo?
Las medidas preventivas de las lesiones de pie y tobillo pueden incluir el uso de calzado adecuado, el calentamiento antes de la actividad física, el uso de la técnica adecuada durante los deportes o ejercicios, y el mantenimiento de la fuerza y la flexibilidad mediante el ejercicio regular y los estiramientos.
¿Cómo influyen la edad y el nivel de actividad en el riesgo de lesiones de pie y tobillo?
Los cambios relacionados con la edad en la densidad ósea, la fuerza muscular y la flexibilidad articular, así como la participación en actividades o deportes de alto impacto, pueden aumentar el riesgo de lesiones de pie y tobillo.
¿Cuáles son las opciones quirúrgicas para tratar las lesiones graves de pie y tobillo?
Las opciones quirúrgicas para tratar las lesiones graves de pie y tobillo pueden incluir la fijación de fracturas, la reconstrucción de ligamentos, la reparación de tendones, la fusión articular, la sustitución articular y la osteotomía correctora, dependiendo de la naturaleza de la lesión y de los factores del paciente.
¿Cuál es la eficacia de las intervenciones quirúrgicas para las lesiones de pie y tobillo?
La eficacia de las intervenciones quirúrgicas para las lesiones de pie y tobillo depende de factores como el tipo y la gravedad de la lesión, la técnica quirúrgica, la rehabilitación postoperatoria y la respuesta individual del paciente.
¿Cuáles son los riesgos de la cirugía de pie y tobillo?
Los riesgos de la cirugía de pie y tobillo pueden incluir infección, hemorragia, lesión de nervios o vasos sanguíneos, complicaciones de la anestesia, rigidez, debilidad, no unión o mala unión de los huesos y no conseguir los resultados deseados.
¿Las lesiones de pie y tobillo pueden provocar dolor crónico o discapacidad?
Sí, las lesiones graves o mal tratadas de pie y tobillo pueden provocar dolor crónico, limitaciones funcionales e incapacidad que pueden repercutir en las actividades cotidianas y la calidad de vida.
¿Cómo se pueden prevenir las lesiones por sobreuso en el pie y el tobillo?
Las medidas preventivas de las lesiones por uso excesivo en el pie y el tobillo pueden incluir el aumento gradual de los niveles de actividad, la incorporación de días de descanso en las rutinas de entrenamiento, el entrenamiento cruzado para reducir la tensión repetitiva en estructuras específicas y el mantenimiento de una biomecánica adecuada.
¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar lesiones de pie y tobillo?
Los factores de riesgo de las lesiones de pie y tobillo incluyen lesiones previas, anomalías estructurales, calzado inadecuado, cambios repentinos en el nivel o intensidad de la actividad y participación en deportes o actividades de alto impacto.
¿Las lesiones de pie y tobillo pueden afectar a la movilidad y al equilibrio?
Sí, las lesiones de pie y tobillo pueden afectar a la movilidad y el equilibrio al causar dolor, debilidad, inestabilidad o una biomecánica alterada que puede interferir al caminar, correr o estar de pie.
¿Cómo pueden afectar las lesiones de pie y tobillo al rendimiento deportivo?
Las lesiones de pie y tobillo pueden afectar al rendimiento deportivo al limitar el movimiento, la agilidad, la velocidad y la generación de potencia, y pueden requerir modificaciones en las técnicas de entrenamiento o juego para adaptarse a las limitaciones.
¿Existen ejercicios o protocolos de rehabilitación específicos para recuperarse de las lesiones de pie y tobillo?
Sí, los programas de fisioterapia adaptados a la lesión o afección concreta pueden ayudar a mejorar la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la propiocepción, facilitando una vuelta segura a la actividad y reduciendo el riesgo de lesiones recurrentes.
¿Las lesiones de pie y tobillo pueden provocar complicaciones durante el embarazo o el parto?
Aunque las lesiones de pie y tobillo en sí no suelen provocar complicaciones durante el embarazo o el parto, las lesiones existentes o las anomalías estructurales pueden agravarse con el aumento de peso y los cambios hormonales, lo que exige consideraciones especiales en el tratamiento.
¿Cómo pueden las personas con lesiones de pie y tobillo mantener su forma física durante la recuperación?
Las personas con lesiones de pie y tobillo pueden mantener su forma física durante la recuperación realizando actividades de bajo impacto, como natación, ciclismo o entrenamiento de fuerza de la parte superior del cuerpo, según apruebe su profesional sanitario.

