Talus vertical congénito

Talus vertical congénito

El Talus Vertical Congénito (CVT) es una deformidad congénita rara del pie que da lugar a un pie plano rígido con una característica apariencia de «fondo balancín». La condición es causada por una posición anormal del astrágalo y los huesos naviculares en el pie del recién nacido. El astrágalo se inclina verticalmente y el hueso navicular se disloca dorsalmente, creando una deformidad fija que afecta tanto a la estructura como a la función del pie.

¿Qué frecuencia tiene y quién la padece? (Epidemiología)

El tágalo vertical congénito es extremadamente raro, con una incidencia estimada de 1 de cada 150.000 nacimientos vivos. Ocurre el doble de a menudo en machos que en mujeres y es bilateral en aproximadamente la mitad de los casos. La condición se asocia frecuentemente con otros trastornos neuromusculares o cromosómicos, por lo que una evaluación temprana y exhaustiva es fundamental para un manejo adecuado.

Por qué ocurre – Causas (Etiología y Fisiopatología)

La causa exacta de la CVT se desconoce, pero comúnmente se asocia con anomalías neuromusculares y del desarrollo que interfieren con la posición del pie fetal. Las asociaciones comunes incluyen artrogriposis, mielomeningocele, espina bífida, parálisis cerebral y luxación congénita de cadera.
Patológicamente, la deformidad implica un talus vertical con luxación dorsal del hueso navicular, eversión calcânea y contracturas de tejido blando. Los tendones peroneos y tibiales posteriores están desplazados, funcionando como dorsiflexores en lugar de flexores plantares, agravando aún más la deformidad. Los músculos tendón de Aquiles y peroneos suelen estar tensos, lo que contribuye a la postura rígida del equinovalgo del pie.

¿Cómo funciona normalmente una parte del cuerpo? (Anatomía relevante)

El hueso del taludo forma la conexión entre la pierna y el pie, transfiriendo peso de la tibia al pie a través de la articulación del tobillo. La navicular se sitúa delante del talus y sostiene el arco medial. En alineación normal, estos huesos se articulan suavemente para permitir el movimiento adecuado del pie y el tobillo. En la CVT, la navicular se desplaza dorsalmente y el astrágalo se orienta verticalmente, alterando el arco normal y produciendo la superficie plantar rígida y convexa característica de la deformidad.

Lo que puedes sentir – Síntomas (presentación clínica)

Los recién nacidos o bebés con CVT presentan una deformidad rígida e irremediable del pie plano. La parte trasera apunta hacia abajo (equino) mientras que la parte delantera está dorsiflexiona y abducida, produciendo la forma de «fondo balancín». La cabeza del talar puede ser prominente y palpable en la planta del pie. Pueden aparecer pliegues profundos en la parte superior del pie. A medida que el niño comienza a caminar, pueden desarrollarse dolor y callos bajo la cabeza del tálgar, y caminar puede volverse torpe, a menudo descrito como una «marcha de pierna de palo».

¿Cómo encuentran el problema los médicos? (Diagnóstico e imagen)

El diagnóstico es principalmente clínico, confirmado por estudios de imagen.
Las radiografías, incluyendo las vistas anteroposterior (AP), oblicua y lateral del pie, muestran un talus posicionado verticalmente con dislocación dorsal del navicular. En vistas laterales, la línea trazada a través del talus pasa por debajo del primer eje metatarsiano en lugar de intersectarlo.
Una radiografía lateral de flexión plantar forzada es diagnóstica, mostrando una luxación dorsal persistente de la articulación talonavicular incluso cuando el pie es forzado hacia abajo. El ángulo de Meary (formado por el talus y el primer metatarsiano) supera los 20°. Se puede ordenar una resonancia magnética o la imagen espinal para evaluar trastornos neurológicos asociados.

Clasificación

El talus vertical congénito puede clasificarse según la causa o la flexibilidad:

  • CVT idiopática – deformidad aislada sin trastornos asociados.
  • CVT neuromuscular – asociada a condiciones sistémicas como la espina bífida o la artrogriposis.
  • CVT sindrómica – asociada a anomalías cromosómicas.
    La deformidad también puede describirse por rigidez, que va desde flexible hasta rígida, aunque la verdadera CVT suele ser fija y rígida al nacer.

Otros problemas que pueden parecer similares (diagnóstico diferencial)

Las condiciones que pueden imitar la CVT incluyen:

  • Talus oblicuo: Una deformidad más leve y reducible donde la subluxación talonavicular se corrige con la flexión plantar.
  • Pie de calcaneovalgus: Una deformidad benigna y flexible que se resuelve con el estiramiento.
  • Curvatura posteromedial: Causa una aparente deformidad en el pie debido a la curvatura ósea.
  • Coalición tarsal: Causa rigidez y pies planos en niños mayores.

Opciones de tratamiento

Atención no quirúrgica
El manejo inicial se centra en la manipulación en serie y el moldeo para estirar tejidos blandos contraídos y corregir parcialmente la deformidad. El pie se manipula suavemente para invertir y flexión plantar y se mantiene en posición con un yeso, que se cambia semanalmente.
El yeso suele mejorar la flexibilidad, pero rara vez logra una corrección completa, por lo que casi siempre se requiere intervención quirúrgica.

Atención quirúrgica
La cirugía es la base del tratamiento para el tágalo vertical congénito y suele realizarse entre los 6 y 12 meses de edad. El procedimiento implica la liberación quirúrgica de estructuras tensas, la reducción de la articulación talonavicular dislocada y la estabilización con pasadores. Se reconstruye el ligamento de resorte y se alargan los tendones de Aquiles, peroneo y extensor según sea necesario.
En casos seleccionados puede emplearse un enfoque mínimamente invasivo similar a la técnica Ponseti utilizada para la corrección del pie zambo. Esto implica un colado en serie seguido de una reducción cerrada y una tenotomía percutánea de Aquiles una vez lograda la corrección.
En casos graves o resistentes, puede ser necesaria una talectomía (extirpación del talus) o una triple artrodesis (fusión de las articulaciones subtalar, talonavicular y calcocuboide) como procedimiento de salvamento en niños mayores.

Recuperación y qué esperar después del tratamiento

Tras la corrección quirúrgica, el pie queda inmovilizado en un yeso durante 4–6 semanas para mantener la alineación. Una vez retirado el yeso, la fisioterapia y el uso de férulas ayudan a mantener la corrección y fortalecer el pie. Los niños generalmente se recuperan bien, logrando un pie estable y plantígrado, adecuado para caminar normalmente. Se requiere un seguimiento a largo plazo para monitorizar la recurrencia.

Posibles riesgos o efectos secundarios (complicaciones)

Las posibles complicaciones incluyen sobrecorrección o subcorrección de la deformidad, rigidez, infección o problemas de cicatrización de heridas. El diagnóstico tardío o la corrección inadecuada pueden provocar deformidades persistentes, anomalías en la marcha o la necesidad de una cirugía adicional.

Perspectivas a largo plazo (pronóstico)

El pronóstico para el talus vertical congénito es bueno con detección temprana y tratamiento adecuado. La mayoría de los niños logran un pie funcional y sin dolor. Sin embargo, la CVT no tratada provoca discapacidad severa, dolor crónico y deformidades. Los resultados son menos predecibles cuando el tratamiento se retrasa más allá de los tres años o cuando hay enfermedad neurológica subyacente.

Gastos de bolsillo

Medicare

Código CPT 28585 – Tratamiento abierto de la luxación de la articulación talotarsala (por ejemplo, reducción talonavicular con fijación): $209,10

Código CPT 27685 – Alargamiento o acortamiento de tendón, pierna, uno (por ejemplo, alargamiento del tendón de Aquiles o del peroneo): $151.57

Código CPT 28715 – Triple artrodesis, cualquier método (fusión de articulaciones subtalar, talonavicular y calcaneocuboide): $221.63

Código CPT 27640 – Talectomía (Excisión del Talus): 194,86 $

Medicare Parte B suele cubrir el 80% del coste aprobado de estos procedimientos quirúrgicos una vez que se ha cumplido tu franquicia anual, dejándote responsable del 20% restante. Los planes de seguro complementario como Medigap, AARP o Blue Cross Blue Shield generalmente cubren ese 20% restante, reduciendo o eliminando los gastos de bolsillo de las cirugías aprobadas por Medicare. Estos planes se coordinan con Medicare para cubrir la carencia de cobertura y minimizar la responsabilidad del paciente.

Si tienes un seguro secundario, como TRICARE, un plan basado en el empleador o la cobertura de la Administración de Salud de Veteranos, actúa como un pagador secundario. Estos planes suelen cubrir cualquier saldo restante, incluyendo coseguros o franquicias pequeñas, que suelen oscilar entre 100 y 300 dólares, dependiendo de tu plan y red de contactos.

Indemnización por accidente laboral

Si tu corrección del talus vertical congénito está relacionada con una lesión laboral o se agrava por actividades laborales, la Compensación Laboral cubrirá todos los gastos médicos, incluyendo cirugía, rehabilitación y cuidados postoperatorios. No tendrás gastos de tu bolsillo, ya que la aseguradora del empleador paga directamente todos los procedimientos aprobados.

Seguro sin culpa

Si la deformidad del pie o el tratamiento resultante están relacionados con un accidente de tráfico, el seguro sin culpa suele cubrir el coste total de la cirugía y el seguimiento. El único posible coste de su bolsillo puede ser una pequeña franquicia o copago según tu póliza de seguro.

Ejemplo

A Liam Parker se le diagnosticó un talus vertical congénito que requirió reducción abierta del talotarsiano (CPT 28585) y alargamiento del tendón de Aquiles (CPT 27685). Su coste estimado de bolsillo de Medicare era de 209,10 dólares. Como Liam tenía cobertura suplementaria a través de AARP Medigap, el saldo restante quedó completamente cubierto, lo que le dejaba sin gastos de bolsillo para los procedimientos.

Preguntas más frecuentes (FAQ)

P: ¿Qué causa el talus vertical congénito?
R: Es causada por una posición anormal del tágalo y los huesos naviculares durante el desarrollo, a menudo asociada a trastornos neuromusculares o cromosómicos.

P: ¿Cómo se diagnostica?
R: A través de examen clínico y radiografías que muestran un talus vertical y un navicular dislocado.

P: ¿Se puede tratar sin cirugía?
R: El yeso puede mejorar la flexibilidad, pero normalmente es necesaria cirugía para una corrección completa.

P: ¿A qué edad es mejor para la cirugía?
R: Entre los 6 y los 12 meses, cuando los huesos aún son flexibles y son más fáciles de corregir.

P: ¿Qué ocurre si no se trata?
R: La deformidad se vuelve rígida, dolorosa y limita severamente la marcha.

Resumen y conclusiones

El talus vertical congénito es una deformidad rara pero grave del pie que provoca un pie rígido con la parte de la planta balancina debido a la luxación de la articulación talonavicular. El diagnóstico precoz con imagen y tratamiento rápido es esencial para lograr un resultado funcional y sin dolor. La mayoría de los casos requieren tanto el enyesado en serie como la cirugía durante la infancia. Si no se trata, la deformidad se vuelve más rígida y incapacitante con el tiempo.

Perspectiva clínica y hallazgos recientes

Una carta de 2024 publicada en The Journal of Maternal-Fetal & Neonatal Medicine destaca los desafíos continuos de diferenciar el talus vertical congénito (CVT) del talus oblicuo antes del nacimiento. Aunque ambas deformidades pueden parecer similares en imágenes prenatales, difieren significativamente en rigidez y manejo posnatal.

En la CVT, la articulación talonavicular permanece intacta incluso cuando el pie se coloca en flexión plantar, lo que la convierte en una deformidad fija. En cambio, el astrágalo oblicuo muestra una reducción parcial, lo que indica flexibilidad. Los autores advierten que las técnicas actuales de ecografía no pueden distinguir de forma fiable entre estas dos condiciones en el útero debido a la falta de osificación del hueso navicular antes de los nueve meses de edad.

Recomiendan la confirmación postnatal por parte de un ortopedista pediátrico para evitar diagnósticos erróneos y molestias parentales innecesarias o procedimientos invasivos. Esto refuerza la importancia de la evaluación experta y de la imagen cuidadosa tras el nacimiento para una planificación precisa del tratamiento («Estudio que discute los desafíos prenatales en el diagnóstico del talus vertical frente al oblicuo – véase PubMed.«)

¿Quién realiza este tratamiento? (Especialistas y equipo implicado)

El tratamiento es proporcionado por cirujanos ortopédicos pediátricos especializados en deformidades del pie y tobillo. Un equipo multidisciplinar que incluye neurólogos, fisioterapeutas y ortesistas ayuda en el diagnóstico, la atención postoperatoria y la rehabilitación.

¿Cuándo acudir a un especialista?

Los padres deben buscar una consulta ortopédica inmediatamente si el pie del bebé parece rígido, con el delantero apuntando hacia arriba y la planta convexa, o si caminar parece anormal.

¿Cuándo acudir a urgencias?

Rara vez se requiere atención de urgencia, salvo que el pie muestre signos de infección, enrojecimiento o hinchazón severa tras una cirugía o un yeso.

¿Cómo es realmente la recuperación?

La recuperación implica varias semanas de inmovilización seguidas de uso de férulas y terapia. Los niños suelen empezar a caminar con normalidad una vez que se ha conseguido y mantiento la corrección.

¿Qué ocurre si lo ignoras?

El talus vertical congénito sin tratar provoca rigidez progresiva, dolor crónico y deformidades, requiriendo a menudo cirugías reconstructivas extensas o fusión en la edad adulta.

¿Cómo prevenirlo?

No se conoce ninguna prevención, ya que la condición se desarrolla in utero. Sin embargo, la detección temprana mediante cribado neonatal permite un tratamiento eficaz antes de que se manifeste la rigidez.

Nutrición y salud ósea o articular

Una dieta equilibrada rica en calcio, vitamina D y proteínas favorece el crecimiento y la curación ósea tras la cirugía o la colocación de yesos. Mantener una nutrición adecuada ayuda a mejorar los resultados de recuperación.

Modificaciones de la actividad y del estilo de vida

Tras el tratamiento, los niños suelen poder participar en actividades normales con una restricción mínima. Se recomienda llevar un calzado adecuado y visitas regulares de seguimiento para garantizar la estabilidad a largo plazo y prevenir recurrencias.

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